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¿Recuerdas?

Este mes he participado en el XII certamen de microrelato erótico barcelonés (máximo 333 palabras) organizado por la biblioteca El Carmel- Juan Marsé. Mi relato fue finalista con tres más y este lunes recibí el premio por ser la autora del relato ganador. El premio un lote de cinco libros de temática erótica, un diploma y una inscripción a un curso de escritura organizado por las bibliotecas de Barcelona. Aunque mis hijos dicen que vaya rollo de premio, para mí ha sido una experiencia gratificante. El premio era secundario…que alguien se parara y lo seleccionara (miembros del jurado) era importante.

Dicen que colgarán el relato junto con la foto oficial de la entrega del premio en la web de la biblioteca y en la revista de la misma. Pero mientras ese momento llega, os dejo mis imágenes y mi relato. Soy feliz…. muy feliz….

Anoche soñé contigo. Soñaba que volvíamos a pasear por las calles que rodean Santa María del Mar. Fue después de beber Retsina en el Dionisios de la estación de Francia. Ese vino griego me excita con sólo una copa…Te advertí ‘Otra copa y acabaré haciéndotelo en cualquier rincón’ y me llenaste la copa, ¡provocador! Al llegar al Fossar de les Moreres, allá donde tanta sangre fue vertida, te empujé contra la pared. Te besé suave, sin prisa. Tus labios se dejaron lamer, morder, y acabaron por ser partícipes del juego. Nuestras lenguas se encontraron y entonces fue cuando mis pezones se erigieron. Te cogí la mano y te la llevé a mi pecho, al tiempo que te decía que eras el único responsable de esa dureza. Eso te excitó tanto… ¿Recuerdas cómo me dijiste que tú sí que la tenías dura? Pero te dije que no me creía nada si no lo comprobaba. Bajé mi mano a tu entrepierna y tu mano me frenó cuando iba a bajar la cremallera. ‘Nos van a ver, vayamos a otro sitio’. Pero cuando el deseo aprieta es difícil controlar. Me metiste por callejones que no sabíamos ni que existían, mientras nos besábamos. En más de una de esas paredes de piedra me arrinconaste o te arrinconé. Te decía mientras tocaba mi sexo que no podía aguantar más, que quería sentirte dentro ya, que tus besos y tus manos me estaban poniendo al límite. Me preguntaste ‘¿Cómo llegamos antes a tu casa, en metro o en taxi?’ Te contesté que en metro y allí nos tiramos escaleras abajo. Nunca un trayecto tan corto fue tan largo. Parecíamos dos adolescentes que recién descubrían los besos. En el ascensor lamiste mis pezones mientras mi mano liberaba tu miembro de la presión del tejano. Mis gemidos te excitaban tanto como mi mano y tu excitación me hacía retorcer de placer.
Como un microrelato de 333 palabras apresurado e intenso…así fue nuestro orgasmo aquel día. ¿Recuerdas?

Gracias a todos los que votasteis por mi relato, porque habéis contribuido a que me sienta feliz 🙂